Puntas en necesidad

Pensar en el ballet como una profesión en el país puede resultar tan utópico como pensar en vivir de cualquier rama del arte. La carrera no ofrece sueldos considerables, ni seguimiento médico y, sin embargo, tiene muchas exigencias que vienen acompañadas de una rigurosa disciplina física.
Para Mónika Despradel, directora del Ballet Clásico Nacional, sólo a base de muchos esfuerzos y sacrificios puede vivirse del ballet como una carrera.
Tanto Despradel como una ex bailarina del BCN coiciden en que la vida de los bailarines no es color de rosa.
Aunque éstos gozan de un sueldo, manterser en forma y entrenar muchas veces supera esos ingresos. Además, carecen de un nutricionista que supervise y establezca una dieta, ya que no deben aumentar de peso.“Es parte de las debilidades que aún tenemos, no podemos contratar un especialista porque nuestra nómina es fija”, confiesa la directora del BCN.

Reconoce que se está avanzando, pero que las limitaciones presupuestaria, limitan hasta la cantidad de bailarines con los que se puede contar.El BCN cuenta con 14 bailarines, si se integrara más personal, habría que reducir los sueldos. Asimismo, cuando se trata de realizar grandes presentaciones, el BCN debe auxiliarse de bailarines extranjeros para tener la cantidad suficiente.“Lo ideal sería contar con un masajista, con un fisiatra y un seguimiento médico para los bailarines, pero no se tiene dinero para ello”, se lamentó la ex bailarina consultada, que prefirió omitir su nombre.

Al ser cuestionada, Despradel dice que no sólo es la falta de sueldos, sino también que las familias ven el ballet más como un pasatiempo que como una carrera productiva.“Al igual que en otras cosas, el asunto es amor y vocación”..., “esperamos que continue el apoyo del Estado”, agrega.

A pesar de estas debilidades, la fortaleza de el ballet dominicano está en los talentos que se mantienen dando lo mejor de sí.


Romeo y Julieta, muestra de un esfuerzo por el ballet


Para el próximo fin de semana el Ballet Clásico Dominicano presentará Romeo y Julieta, una obra con un elenco nacional e internacional, que busca dar muestras del trabajo que se está realizando en cuanto a ballet clásico en el país.

La muestra llena de satisfacción a su productora Mónika Despradel, puesto que es una pieza probada por muchas compañías de mundo, no sólo en ballet, sino en teatro y en cine.Expresa que es una obra que “permite salpicar un poquito de modernismo, no te encierra tanto en lo romántico o en una cosa muy clásica, sino que te permite a través de lo clásico chispear un poco de contemporaneidad”.

Como la puesta en escena se lleva un mínimo de 30 bailarines, para ésta se trajeron al país bailarines procedentes de Venezuela, España, Colombia y Estados Unidos. Así como también bailarines de la Escuela Contemporánea de Santiago y de la Escuela Nacional de Danza.En la obra Julieta será interpretada por la venezolana María Valeria Melongo y Lisbell Piedra, primera bailarina del Ballet Clásico Nacional. Romeo será representado por Julián Garay, colombiano, y el dominicano Maykel Acosta.

Romeo Julieta a pesar de la tragedia de su final, se presentara como una historia en una versión más agil y contemporánea.“Se trata de un ballet en el cual el público podrá valorar la destreza, belleza y técnica de los artistas”, puntualiza la productora.

La gala se presentara en el Teatro Nacional y en el Gran Teatro de Santiago, durante los meses de septiembre y octubre, bajo el auspicio de la Secretaría de Estado de Cultura, Bellas Artes y la Dirección Nacional de Danza .

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