Guanuma se mueve entre la pobreza y las precariedades

LA COMUNIDAD UBICADA EN SANTO DOMINGO NORTE EMERGE DE BATEY A DISTRITO MUNICIPAL

El distrito municipal de Guanuma, en la carretera que conduce a Monte Plata, alberga necesidades y contrastes entre uno y otro lado de la autopista. Mientras los pobladores que viven a la izquierda se quejan de la falta de agua, los de la derecha entienden que su principal problema es el asfalto de las calles.

En sus inicios, Guanuma era una comunidad rural donde la mayoría de sus habitantes vivían de la siembra, cuidado y corte de caña. En la actualidad se perfila como una comunidad donde la economía gira en torno a pequeños comercios como bancas y colmadones, y cuyos pobladores se levantan temprano para viajar a la Capital donde encuentran las oportunidades de empleo de las que carece el distrito municipio.

Doña Ofelina Coco de Adón, de 86 años, nacida y criada en Guanuma, cuenta que el lugar se inició como una finca ganadera cuando Trujillo, “luego se convirtió en un batey y ahora no e’ na”. El nombre, en honor a un valiente taíno, es el mismo que lleva el río que pasa por la comunidad.

En el vecindario, los cambios se observan tanto en las viviendas como en sus calles, modificando un estilo de vida que intenta parecer a lo urbano. Se entretejen viviendas de madera, albergando sueños de familias muy pobres, junto a edificaciones de concreto que ya han logrado su sueño.

Ofelina ha sido testigo de esto, recuerda con nostalgia que “mi hijo trabajaba en la caña, después que se terminó la caña él se fue fuera del país y me ayudó a construir mi casa”.
Aquí también faltan butacas.

Para una comunidad que han logrado cambios significativos, ya la escuela básica no da abasto. Con una matrícula que supera los 400 estudiantes en cada tanta (mañana, tarde y noche), los mismos se apiñan en las ocho aulas con las que cuenta el centro educativo.

Según María Criseida Gil, coordinadora de maestros de la Escuela Básica Guanuma, las aulas están diseñadas con capacidad para 20 ó 30 butacas, pero se le imparte clases hasta a 60 alumnos.

Al menos algunos se encuentran en un aula terminada, ya que otros tienen que recibir la docencia en espacios en construcción junto a escombros, expuestos al sol y las condiciones de lluvia que interrumpen las clases.

Agrega que no cuentan con servicio telefónico, que carecen de maestros para la demanda de estudiantes que tienen que recibir, así como de butacas y servicio de agua potable.

A pesar de esta realidad, Yira María, de 13 años, entiende que la escuela es el mejor lugar en su comunidad puesto que allí puede compartir con sus compañeros; sin embargo, confiesa que “me gustaría que la arreglaran, y le pongan baños y más butacas”. Las instalaciones sanitarias del recinto están en malas condiciones y los alumnos se ven en la necesidad de usar apenas una letrina.

¿Salud?
Observando los algodones, que ya se ven gris, se empieza a evidenciar las condiciones en que se encuentra la clínica rural de Guanuma, dispuesta para ofrecer servicios de emergencias, sutura, vacunas y casos urgentes de partos.

Según confiesa Catalina Cabral Rojas, enfermera de la clínica, “hasta yo tengo miedo de trabajar aquí, hacemos los que podemos”; sin embargo, la infraestructura no ayuda; con filtraciones, sucio y descuido el lugar se hace inhóspito para recibir pacientes.

Cabral comenta que en las camas hasta con moho, en ocasiones se han tenido que atender algunos partos. Al ser cuestionada sobre casos de dengue, la enfermera dice que “sólo hemos tenido un caso de dengue, porque como aquí hay poca agua y hay oportunidad de acumularla”.

El centro tiene asignado dos médicos, atiende hasta las 4:00 de la tarde, fuera de ese horario hay que llevar al paciente a Villa Mella. Tienen espacio para un ambulancia, construido como parte de una ampliación en el centro, aún sin terminar.

En cuanto a especialistas, explica que había una odontóloga pero dejó de atender los pacientes por la falta de condiciones higiénicas.

Actividad comercial
Isidro Rojas, comerciante del lugar, explica que la actividad comercial “es muy lenta, la gente ya casi no compra, más que lo básico para comer”.

Los lugareños no tienen opciones de empleos formales en el lugar, tienen que trasladarse a Santo Domingo para emplearse.

Algunos conservan terrenos que dedican al cultivo de alimentos básicos, lo que merma su necesidad de adquirir productos.

Rojas añora los tiempos de cuando Guanuma era un batey; sostiene que “comparado a como esto era antes ya no hay nada, antes yo no me podía detener ni hablar con nadie”.

Sin embargo, doña Juana Valdez, ama de casa, comenta que “los que están mejor son los de los colmadones y bancas”, es evidente observar muchos de estos negocios en el lugar.

VOCES
Para Valerio Marte, quien se queja por el deterioro de las calles, el transitar por las misma se convierte en una odisea, “yo salí el domingo en la noche a llevar un enfermo a la Hacienda Estrella y dure dos horas en el camino por lo mal que esta la calle”, expresa.
“El polvo de la calle afecta a los niños, produciéndole problemas de asma”, dice Genoveva Mojica, ama de casa.
Eficiencias
Las limpias calles del municipio evidencian un servicio de recogida de basura eficiente, los camiones pasan hasta cuatro veces por semana, por calles con asfalto y otras casi intransitables.
Las acciones de recogida son supervisadas por la Delegación Municipal, una extensión del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte, instalada en el municipio.

Victoria Velgar, maestra y ama de casa, al referirse a la delincuencia dice que “no es que no hay, pero por lo menos no hay tanta violencia”. Los vecinos coinciden que en cuanto a problemas de delincuencia la comunidad no se ve afectada por estos.

Cuentan con un destacamento, dirigido por el capitán Guerrero Mercedes, quien confirma “aquí no hay delincuencia”.

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