Jueza Agelán Casasnovas, una imagen de dureza

De origen petromacorisano, Esther Agelán Casasnovas, presidenta del Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, permitió conocer un poquito de ese ser humano especial que ha formado parte de las noticias judiciales, pero que en el fondo, tiene una gran trayectoria que le ha permitido ganarse el respeto que ha logrado.

Nacida en el seno de una familia muy unida y numerosa, en la provincia San Pedro de Macorís, Agelán Casasnovas reconoce que vivió una infancia muy linda, el nacer y vivir en un pueblo muy cálido.
Estudió en San Pedro donde se formó como profesional en derecho, luego comenzó a trabajar para una empresa privada y tras la reforma en la que se instituyó la Suprema Corte de Justicia, empezó a enfilar los cañones tras la que había sido siempre una inquietud para ella, el trabajo como jueza.
“Siempre sentí inquietud por el trabajo de los jueces, le daba seguimiento a los casos, me encantaban las noticias de la Justicia, tenía un gran interés por ellas, sin embargo no podía tener ese contacto”.

Al reformar la Suprema, cuando vio en el periódico los anuncios que invitaban a los aspirantes a participar en las evaluaciones del ministerio, aplicó y tras ser evaluada, fue designada, en el año 1998, como Juez de Paz para asuntos municipales de Villa Mella.
En su trabajo en ese primer juzgado, Agelán comenzó con casos municipales y de la comunidad y desde allí tuvo la oportunidad de conocer la pobreza, compartir con los munícipes y tener que trasladarse a comunidades rurales un poco distantes.
Luego fue promovida y traída a la ciudad, para trabajar como Juez de Instrucción. Su responsabilidad exigía hacer parte de investigadora e involucrarse de lleno con los casos.
Pasó después a ser Juez de Primer Instancia y actualmente preside un Tribunal Colegiado, desde el 2005.

De sus asuntos muy personales, prefiere mantener un actitud reservada. “Soy un ciudadano normal y corriente, pero tengo que proyectar una imagen de dureza”.
“En cuanto a lo que es el ejercicio de mis funciones no es cuestión de ser duro, es administrar justicia, y no se trata de ser duro, se trata de ser justo”, expresa, cuando se le trata de ver como un juez de casos duros.
Además, cree que por ser un asunto tan serio es que refleja dureza, porque está muy concentrada en lo que hace. “Se está juzgando el destino de una persona y por eso es la percepción de dureza, pero no es dureza, es justicia, es equilibrio, es tener en ese momento una balanza para ser justo”.

Reconoce que le encanta la música, es su medicina; le gusta visitar los museos, el arte; le encanta la poesía, especialmente de Pablo Neruda.
Su seguridad personalAunque el Estado ha puesto a disposición seguridad para ella, cree que no es necesario, porque siempre ha recibido mucho respeto de parte de la ciudadanía.
Cuenta una anécdota de un joven que se le acercó en una ocasión y fue a saludarle, ella devolvió el saludo, luego él recordó que ella lo había sentenciado a tres años, pero que ya él había completado su condena y ahora estaba libre y reivindicado.

Listín Diario, La República-pág 8, Sábado 24 de Febrero

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